viernes, 23 de diciembre de 2016

TODO TIENE SU MOMENTO

Abrí un libro y cayó al suelo un papelito con la siguiente cita:

     "Todo tiene su momento y todo cuanto se hace bajo el sol tiene su tiempo. Hay un tiempo de nacer y un tiempo de morir; un tiempo de plantar y un tiempo de arrancar lo plantado; un tiempo de matar y un tiempo de sanar; un tiempo de destruir y un tiempo de edificar; un tiempo de llorar y un tiempo de reír; un tiempo de lamentarse y un tiempo de danzar; un tiempo de lanzar piedras y un tiempo de amontonarlas; un tiempo de abrazarse y un tiempo de separarse; un tiempo de buscar y un tiempo de perder; un tiempo de guardar y un tiempo de tirar; un tiempo de rasgar y un tiempo de coser; un tiempo de callar y un tiempo de hablar; un tiempo de amar y un tiempo de aborrecer; un tiempo de guerra y un tiempo de paz"
                                                                          Eclesiastes 3: 1-8

Ahora estamos en tiempo de navidad, un símbolo de renacimiento y oportunidad para agradecer, reflexionar, y sostener el sentido de nuestras vidas desde los anhelos del alma de cada quien.

Ninguna persona experimenta internamente un mismo fenómeno igual que lo hace otra. Cada amigo con el que he conversado tiene una manera muy diferente de ver a y vivir en Venezuela, pero todos compartimos la misma tristeza por la destrucción y la descomposición del tejido de relaciones humanas. A nadie puedo decirle que  lo viva de otro modo, y mi deseo profundo es que nadie se sienta culpable por estar haciendo o no algo que "se supone" debería hacer o no.

Una cosa que he aprendido en mi propio proceso es que aunque la descomposición es colectiva, el camino personal no puede perderse de vista, y cada alma sabe lo que necesita hacer, cuándo y con quien.

Sin embargo también siento que son importantes la empatía y la consideración por la realidad del otro, y la consideración del impacto de nuestras acciones y nuestras palabras en términos de creación o destrucción.

Ninguna persona o país ha crecido a partir de la ceguera o la negación de la realidad global. No somos islas, aunque aún siéndolas, no somos inmunes a las acciones de otros tal como los demás no son inmunes a nuestras acciones. La estupidez del radicalismo de cualquier tipo descansa en la creencia en una pureza que no existe en ninguna parte en la naturaleza. Son ideas inconexas de la verdad de la vida humana y de la vida del planeta. Son ideologías, constructos desarrollados a partir de miradas cuadriculadas y de una sola cuadrícula. Son ojos que desprecian la diversidad y por lo tanto son incapaces de asumir la responsabilidad de manejar las vicisitudes de la vida. 

Ninguna realidad cambia por decreto, ni siquiera la política. La realidad será otra en la medida que las personas reflexionemos y nos movamos más hacia el aprecio por la diversidad aunque no se esté de acuerdo con todo, y sepamos manejar nuestras diferencias apropiándonos de nuestra manera de ver la vida y valorando que el otro está haciendo lo mismo. Diálogo no es el acto balurdo de autoritariamente  forzar al otro a conversar. Hace falta madurez y  voluntad de querer de veras una transformación, transformación por la que los dialogantes mismos han de atravesar.

Así que este deseo navideño teñido de política es realmente un deseo de que aprovechemos que tenemos menos oportunidades para evadirnos, y utilicemos el relativo descanso de estos días para estar presentes (sin mentirnos a nosotros mismos), y en el encuentro con otros sepamos estar presentes en su realidad sin pretender que sea otra. Aceptemos que estamos en lo que estamos, y sepamos con ello compartir la oportunidad de repensarnos, de volvernos a sentir desde los latidos vulnerables del corazón, agradecer el milagro de la vida, y entre sonrisas y abrazos amorosos de navidad y año nuevo, escuchar profundamente cuál es esa nueva realidad esperando ser materializada por nosotros, y actuar en consecuencia a partir del 1 de enero de 2017.

Todo tiene su momento, y lo sabio es saberlo reconocer, aceptarlo y obrar.

Un cálido abrazo para todos con mis mejores deseos.